jueves, 15 de noviembre de 2012

Triste noticia en el oftalmólogo




¿Recuerdan que hace unos días escribí sobre la procrastinación? Bueno, ahora les voy a echar un cuento de cómo empeoran las cosas si no se atacan a tiempo.

Ayer en la tarde llevé a mi vieja al oftalmólogo. El fin de semana pasado me alarmé porque, aunque me tenía de frente a escaso metro y medio y con luz de día, me preguntaba que dónde estaba yo, que no me veía. Ella tenía como 15 años que no visitaba un oftalmólogo. De hecho, ninguno de nosotros visita un médico de forma preventiva. Siempre vamos una vez que los síntomas son innegables. Ya sabíamos que no veía muy bien por las preguntas que hacía cuando veía TV o cuando buscaba los gatos y resulta que los tenía echados a sus pies.

Total que el lunes pedí la cita con el Dr. Erich Schmidt, que me recomendó un amigo del trabajo, en la Unidad Oftalmológica de Caracas y me la dieron para ayer a las 2:30 pm.

De verdad que quedé gratamente sorprendido por la atención de todo el personal que allí labora. Tuvieron consideración con mi mamá, quien tiene 80 años de edad y con mobilidad reducida a causa de graves problemas en sus rodillas. El Dr. la examinó a conciencia (y hasta bromeó con ella) y diagnosticó que tiene catarata bilateral y glaucoma avanzado en ambos ojos: prácticamente ciega.

Según me explicó el doctor, las cataratas hacen que vea borroso, sombras oscuras en vez de objetos nítidos y el glaucoma daña el nervio óptico haciendo que se reduzca la amplitud del campo visual. Es decir, pierde su visión periférica y debe dirigir la mirada directamente hacia las cosas para poder verlas. Esta imagen explica mejor cómo ven las personas con diferente grado de glaucoma -mi mamá está en el peor grado :(




Hay que operarla para colocarle sendos lentes intraoculares en los ojos para mejorarle la visión. Luego de esto se le harán más exámenes para descartar cualquier otra dolencia.

Espero que esta historia les ayude a ser más cuidadosos con sus seres queridos y con Uds. mismos. No está de más invertir un poco de tiempo y dinero cada año para hacerse unos chequeos médicos a fondo. Después de todo, es su salud y su calidad de vida la que está en juego.



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