viernes, 16 de noviembre de 2012

La Cueva del Guácharo





A la fecha, Venezuela posee 43 parques nacionales. El 27 de mayo de 1975 decretaron el parque número 18: El Guácharo, el cual abarca 627 Km2 y está ubicado al norte del estado Monagas, cerca de la población de Caripe. En este parque nacional se encuentra la Cueva del Guácharo, primer Monumento Natural decretado en el país el 15 de julio de 1949.

La cueva tiene una longitud de 10,2 Km y se divide en dos sectores: 
1. Zona Turística (1,2 Km), dividida a su vez en dos galerías:
1.1. La Galería del Guácharo (primeros 825 m)
1.2. La Galería del Silencio (el resto)
2. Zona no turística (9 Km)

En el 2005 tuve oportunidad de visitar la cueva en un viaje de vacaciones que hice con un amigo y tocó varios puntos de la geografía oriental nacional, como emulando el viaje que en 1799 hicieran Humboldt y Bonpland -aunque nuestros destinos sí estuvieron planificados originalmente :)

Llegamos a la entrada de la cueva cuando aún quedaba como una hora de luz y nos recibió aquella entrada monumental, negra y fría, rodeada por el verdor de los árboles en un ambiente cargado de humedad. Es la foto que encabeza este artículo.

A esa hora ya no se podía entrar a la cueva, pero igual las personas se dan cita para disfrutar del momento en que los guácharos salen de la cueva para comer (los guácharos son aves noctámbulas y salen una vez se oculta el sol).


Un  guácharo disecado, que encontramos en un pequeño museo cerca de la cueva.


Cerca de la entrada hay un bloque de mármol que tiene grabado un poema de Féliz Antonio Calderón dándole la bienvenida a los visitantes.


LA VOZ DEL ANTRO

¡Salud, quien quiera que tú seas, viajero!
¿Eres acaso de región extraña?
Yo soy la maravilla del sendero
que resiste en su dorso la montaña.

¿Te amedrenta el negror, frío y severo?
Yo no guardo en mi seno la alimaña,
ni el hirsuto león, ni el lobo fiero,
ni el ángel infernal que el alma empaña.

Penetra sin temblar hasta mi fondo,
en donde el alma del silencio escondo,
y aunque el misterio el corazón te asombre,

¡haz como Humboldt, el barón valiente,
que en mis entrañas esculpió su nombre
y con mis linfas se signó en la frente!


Y efectivamente es así: uno siente un poco de temor, la entrada infunde respeto, pero no hay nada que temer y sí mucho de qué maravillarse.

Otra vista de la entrada de la cueva.


El graznido de los guácharos se escucha a varias decenas de metros de la entrada y a medida que se preparan para salir se va volviendo más y más ensordecedor. Entonces empiezan a salir uno que otro, recortándose sus siluetas contra el cielo bastante oscurecido. De repente, como poniéndose de acuerdo, salen millares de estas aves graznando a todo pulmón, primero revoloteando por todo el lugar y luego alejándose a realizar sus actividades nocturnas. Todo un espectáculo de vida.

Al día siguiente, fuimos temprano para tomar uno de los paseos que nos llevan al interior de la cueva. Creo que tomamos el de las 10:00 am, disfrutando de dos horas en el interior, caminando ida y vuelta por la zona turística.

La primera parte (Galería del Guácharo) se llama así porque es donde habitan estos animales. El ruido que producen se escucha a todas horas. Otros habitantes de la cueva son pequeños ratones, insectos y cangrejos. En esta zona no se permite tomar fotografías para evitar perturbar a las aves. De vez en cuando nos topábamos con pichones de guácharo en el piso. El guía nos contó que en un principio se los llevaban para cuidarlos y luego retornarlos a la cueva cuando se podían valer por sí mismos pero dejaron de hacerlo cuando se dieron cuenta que estaban afectando el ecosistema. Así que ahora dejan que la naturaleza siga su curso.

Luego a través de una pequeña abertura entre las rocas por la que pasamos de uno en uno, llegamos a la Galería del Silencio, llamada así porque allí no habitan guácharos (ellos siempre están en lo alto y la abertura está a nivel del suelo por lo que nunca entran) y por esta razón todo está en silencio. Acá sí dejan tomar fotografías con flash y se pueden apreciar mejor ls estalactitas y estalagmitas que adornan la cueva.

Termino con unas cuantas fotos y recomendándoles visiten esta belleza natural que bien vale la pena y a la que me gustaría regresar algún día.

Estalactita y estalagmita a punto de tocarse.


Estalactitas en la Galería del Silencio.


Yo al final de la Galería del Silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario